La elección de un compañero de estudios no siempre está en manos de los propios estudiantes, ya que ciertos profesores forman las parejas al azar. En otros casos, no conocemos bien a nuestros compañeros y terminamos emparejados con aquel que se sienta cerca de nosotros. No obstante, es conveniente tener en cuenta ciertos aspectos
Fortalezas
Una buena idea es formar una pareja con alguien que nos complementa. Si te sientes cómodo hablando en público, pero no se te dan bien los números, tu compañero puede preparar las tablas y tú encargarte de la exposición oral. Si tienes facilidad para la redacción, puedes pedirle que recopile información y tú darle forma a la monografÃa.
Responsabilidad
Evita a aquellos compañeros que asisten a clase una vez al mes, que cursan demasiadas materias –más de las que su agenda les permite- o muy pocas –porque se la pasan de fiesta en fiesta-. De lo contrario, el trabajo terminará recayendo sobre ti. Es natural que surjan buenas amistades a lo largo de la carrera. Sin embargo, salvo que tengan ambos un gran sentido de la disciplina, trabajar junto a tu compañero puede devenir en salir de copas o pasar las horas destinadas a estudiar hablando de las últimas conquistas amorosas. No permitas que tu vida social se interponga en tus estudios.
Una vez que se ha encontrado al compañero de estudios ideal, lo mejor es trazar un plan: qué dÃas se reunirán, dónde, durante cuántas horas, etc. DivÃdanse las tareas, asà como las lecturas que debe llevar preparadas cada uno. Si ambos son responsables y se comprometen con el trabajo, verán que estudiar en pareja puede ser una experiencia satisfactoria, productiva y hasta entretenida.